Para obtener los
beneficios del cristal, debemos aprender a limpiarlo y cuidarlo de
forma adecuada. Tanto si lo hemos elegido personalmente como si nos
lo han regalado, las operaciones de limpieza deben practicarse desde
el primer momento y repetirlas mientras dure nuestra relación con
él.
Los minerales y
cristales, al interrelacionar con otros cuerpos, se convierten en
pequeños y asombrosos transformadores de energía; es decir, tienen
la capacidad de absorber las vibraciones negativas de los cuerpos y
seres vivos con los que entran en contacto para purificarlas y
armonizarlas.
No obstante, existen
muchos factores contaminantes que pueden disminuir el poder
terapéutico y armonizador de los cristales. Se trata de energías
negativas que pueden hallarse en el entorno, o bien provenir de las
vibraciones que han generado las personas que han estado antes en
contacto con ellos. Las fuentes contaminadoras pueden ser muy
variadas -luz,
sonido, emociones,
pensamientos, deseos, carencias, entre otras-, y la finalidad de la
limpieza de los cristales no es otra que neutralizar las energías
negativas que hayan podido captar, a fin de impedir que puedan
transmitirlas, y restituirles su estado neutral.
LA SENSIBILIDAD DE
LOS CRISTALES
A la hora de elegir
el método de limpieza de nuestros cristales, debemos tener muy en
cuenta las características y la sensibilidad de cada uno de ellos.
La limpieza energética de un cristal persigue un doble objetivo: por
una parte, se trata de eliminar la negatividad del cristal; y por
otra, de reenergetizarlo para que recupere su pureza original.
•Contaminación
absorbida en las sesiones terapéuticas (emociones, sentimientos y
pensamientos negativos).
•Polución
ambiental (gases nocivos y suciedad orgánica).
•Contaminación
eléctrica (campos magnéticos generados por aparatos eléctricos).
•Polución sonora.
El efecto del agua
fría en los cristales es altamente purificador. Cuanto más natural
sea aquélla mayor será su capacidad de limpieza.
El contacto con el
agua puede afectar las cualidades de algunos cristales (ver recuadro
anterior). Asimismo, la luz y el calor, dos fenómenos naturales a
menudo tan beneficiosos, pueden hacer perder o cambiar el color y
alterar la configuración cristalina de algunos minerales de gran
importancia en geometría. En este sentido, los cristales más
delicados son el topacio, la rodocrosita, la crisocola, el apatito,
la variscita, la amatista, el cuarzo rosa, el ópalo, la turmalina,
el lapislázuli y la turquesa.
MÉTODOS DE
PURIFICACIÓN DE LOS CRISTALES
Los cuidados de
limpieza fisica y energética que deberemos proporcionar a nuestra
colección de cristales no sólo son sencillos de realizar sino que
resultan siempre placenteros y relajantes. Podemos aplicar cualquiera
de los métodos que a continuación se describen, ya sea uno, varios
o todos ellos, asegurándonos previamente de que la sensibilidad del
cristal no resulte afectada, bien a causa de que no tolere la luz y
el calor o bien porque el agua pueda dañarlo.
• Agua
purificadora
Uno de los métodos
de limpieza más efectivos consiste en sumergir los cristales en un
recipiente manteniéndolos bajo el grifo para que el agua se renueve
de manera constante. El agua debe ser fría, puesto que la caliente
dilata la estructura del cristal y éste se hace más frágil.
Algunos gemoterapeutas aconsejan mantener los cristales durante dos
días en agua procedente de torrentes de montaña, fuentes o pozos
naturales, o bien en agua de lluvia siempre que sea posible. En su
defecto, podemos potenciar la capacidad purificadora del agua del
grifo si, mientras lavamos nuestro cristal, visualizamos una cascada
de agua cristalina.
Asimismo, para
limpiar y recargar la energía de los cristales se recomienda
sumergirlos en agua del mar, y si ello no es posible, en agua del
grifo saturada con sal marina en una proporción de 250 gramos de sal
por cada litro de agua.
• El poder del sol
Tras lavar
cuidadosamente el cristal con agua, antes de volver a utilizarlo,
podemos
Las geodas no tienen
propiamente virtudes curativas, pero su uso es muy recomendable para
reponer la energía perdida por los cristales que hayan sido usados
en una aplicación terapéutica. Los cristales deben colocarse dentro
de la cavidad de la geoda, donde permanecerán durante dos o tres
días. Las geodas de mayor poder son las de cuarzo hialino y las de
amatista Se puede acentuar la acción regeneradora de la geoda
exponiéndola a la vez al sol y rodeándola con cuatro cristales de
cuarzo hialino o de amatista de una sola punta: la base de cada
cristal debe estar orientada hacia uno de los cuatro puntos
cardinales y todas las puntas han de señala hacia la geoda.
renovar su campo de
energía dejándolo expuesto durante un día a los rayos del sol, la
gran fuerza generadora de vida. Nacidos en las oscuras entrañas de
la tierra, los cristales son, sin embargo, seres que tienen una gran
capacidad para almacenar energía y para captar y reflejar la luz. La
fuente natural de luz y de energía más poderosa que existe son las
radiaciones solares, pues en ellas está contenido todo el espectro
lumínico, incluidos los rayos ultravioleta e infrarrojos.
Un procedimiento
para combinar la acción purificadora del agua y la acción
energética del sol consiste en sumergir el cristal en un recipiente
con agua y exponerlo a la vez a la acción del sol durante unas dos
horas. Pasado ese tiempo, el cristal debe secarse al sol, dándole
cada quince minutos la vuelta para que los rayos solares iluminen por
igual todas sus caras.
• La benéfica luz
de la luna
También podemos
limpiar y recargar de energía un cristal exponiéndolo a la luz de
la luna, cuya claridad es más etérea, delicada y sutil que la del
sol. La luz de la luna es especialmente beneficiosa para purificar y
recargar los cristales destinados a la relajación, a la meditación
y a la búsqueda espiritual.
• El poder de la
Madre Tierra
La energía telúrica
de la Madre Tierra tiene un gran efecto regenerador sobre los
cristales ya que es la cuna en la que nacieron. Enterrados en su
seno, y gracias a las fuerzas magnéticas naturales que emanan de
ella, los cristales abandonan su carga negativa y recobran sus
propiedades primigenias. Sólo hay que enterrarlos en un lugar seguro
y dejarlos reposar durante tres días y tres noches. Lo mejor es
cubrirlos con tierra esponjosa o con arena ligeramente humedecidas.
Una vez desenterrados, conviene lavarlos con agua.
• El humo que
limpia
Las tribus indígenas
americanas quemaban en un recipiente incienso, eucalipto, salvia,
cedro y otras plantas, maderas o resinas aromáticas para eliminar
las energías negativas del ambiente. Este método purificador puede
servir asimismo para limpiar nuestros cristales, basta con sujetarlos
entre los dedos y exponerlos al humo aromático haciéndo
los girar muy
despacio mientras nos concentramos en el deseo de transmitirles la
esencia clara y pura del humo.
• El sonido de la
campana
Por su posición
suspendida, la campana se halla simbólicamente en ese espacio
místico de comunicación entre el cielo y la tierra; sus ondas
sonoras tienen un significado esotérico de purificación y creación.
Exponiendo nuestro cristal a las vibraciones del sonido de una
campana podemos descontaminar su campo de energía negativa y
recargarlo positivamente. Tan efectivo como este sonido es el sonido
de un diapasón, o de un cuenco o un gong tibetanos.
• La esencia de
las flores de Bach
Este remedio floral
también resulta útil en la limpieza y purificación de cristales.
Basta con añadir unas gotas de dicha esencia en el agua del
recipiente donde sumergiremos las piedras. Es aconsejable dejar el
recipiente con los cristales expuesto a la luz de la luna durante
tres noches.
La luz de la luna
resulta muy beneficiosa para
la purificación y
recarga de aquellos cristales que nos ayudarán en la relajación y
meditación. Esta luz potenciará también los efectos depuradores de
la esencia de las flores
CÓMO CONSERVAR UN
CRISTAL
Los cristales más
personales y los destinados a prácticas terapéuticas cuyo objetivo
es abrir, fortalecer y armonizar los chakras, o bien crear campos de
energía que favorezcan la relajación y la meditación, deben
preservarse de cualquier emisión ambiental contaminante una vez
limpios y recargados. Para ello, lo más recomendable es guardarlos
en cajas de materiales naturales aislantes (madera, piedra o
cerámica), o en bolsitas de tela de fibras naturales (seda, algodón,
lino, etc.), que no generan corrientes electroestáticas nocivas.
EL MEJOR REGALO, UN
CRISTAL Convertir un cristal en un regalo para un ser querido es una
verdadera prueba de amor, con ello transmitimos a esa persona
nuestros mejores deseos para que, por ejemplo, supere un problema
emocional, se reponga de una enfermedad o viva con alegría una nueva
etapa profesional o afectiva. Al regalar un cristal, conviene tener
muy en cuenta cómo es la persona que lo recibirá y cuál es su
signo astrológico (véase la tabla que sigue). Pero hay que advertir
que no hay un único criterio entre los gemoterapeutas a la hora de
establecer las correspondencias entre cristales y signos astrales.
Nosotros hemos optado por adoptar el criterio tradicional de
relacionar cada signo zodiacal con cristales de un determinado color,
aunque ciertos cristales, que tienen muchas variedades cromáticas,
se suelen asociar con diversos signos con independencia del color que
posean. Además, el cristal más beneficioso para una persona no
tiene por qué ser forzosamente un cristal asociado con su signo,
sino con el chakra que convenga activar y equilibrar.
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