Reflexiones, experiencias y todo aquello que me ayude a subir, desplegando alas, volando juntos...

jueves, 4 de noviembre de 2010

WAPANI




Gracias Flavia Carrión por escribir este artículo tan interesante, el cual me cautivó nada mas leerlo y no pude resistir la tentación de publicar. Con las prisas y mi mala costumbre de no nombrar las fuentes se me pasó poner la autoría, pero que conste, junto con mi eterno agradecimiento.




Muchos de ustedes estarán familiarizados con el concepto: MIENTRAS MANTENEMOS LO VIEJO, NO ENTRA LO NUEVO.
Muchos de ustedes, seguramente, tienen la costumbre de regalar, tirar o reciclar aquellos objetos que ya no usan. Y han podido comprobar que esto produce una
reactivación de la energía en diversas áreas de sus vidas.

El Universo es energía. Esta energía se manifiesta de diversos modos de acuerdo a la frecuencia en que esa energía está vibrando. El hecho de que todos los
objetos del plano material estén compuestos de la misma energía elemental es lo que permite que un objeto pueda transformarse en otro.

Y como nuestros pensamientos tambien son energía, es posible utilizarlos para crear realidades concretas, palpables. Hablaremos en profundidad de esto mas adelante.
El Universo tiene mecanismos que le permiten mantener el equilibrio energético. Cuando en un sector existe una sobrecarga o saturación de energía, se
producirá algun tipo de proceso que facilite el drenaje hacia otro sector. Cuando en un sector existe un espacio vacío, se producirá algún proceso que facilite colmarlo.

Es por eso que al liberarnos de cosas antiguas, objetos que ya no utilizamos y otros materiales que ocupan espacio y no cumplen ninguna función, sentimos que el
Universo nos entrega una energía renovada en la forma de otros objetos, o nuevas oportunidades o una sensación renovada de vitalidad y salud.

Por otro lado, al soltar esos objetos estamos liberandonos de los recuerdos y vibraciones del pasado que contienen; y nos abrimos así a lo nuevo. Pasamos concientemente a una nueva fase de nuestra vida. Firmamos un nuevo pacto de amor con nosotros mismos al decidir en forma voluntaria eliminar de nuestras vidas el dolor, rencor o culpa que pueden estar involucrados en esas situaciones del pasado.
Pero hay algo mas. Entregar tiene el don de producir transformaciones inesperadas, siempre positivas, elevando nuestras vibraciones y sincronizandonos en
un nuevo nivel de evolución.

Nuestros hermanos nativos americanos tienen una interesante historia para explicar esto y una costumbre tradicional: el wapani.
El wapani es un acto de generosidad que implica la entrega de algo a otra persona, pero no algo que sobre o haya sido comprado para él. Implica la entrega de algo personal, sumamente valioso, algo que implica un real desprendimiento.
Hacer wapani es un gesto de amistad que produce en el que entrega una transformación superior.
La historia que explica su origen es la siguiente:
HISTORIA DE RATON SALTARIN
Había una vez un pequeño ratón. Le gustaba contar viejas historias. La que
mas le gustaba era la de “Las tierras mas lejanas”. Un día se dijo: “Debo ir
a esas tierras y verlas por mi mismo!”. Así que comenzó su viaje esa misma
mañana.

Por la tarde llegó a un río y esto lo llenó de preocupación. “¿Como haré
para cruzar?” se dijo. En eso escuchó una voz que le decía “¿No sabes
nadar?”, era una rana. “No, no se.” Le contestó el ratón, y agregó “Y eso
es muy triste porque debo llegar a las tierras mas lejanas.” La rana le
dijo, entonces “No te preocupes. Soy Rana Mágica y te voy a ayudar. Prueba
saltar”. El ratón saltó y sintió sus piernas muy extrañas, podía dar saltos
mucho mas largos y altos que antes. “Gracias, Rana Mágica!” “De nada”
contestó Rana Mágica “Y recuerda: pasarás muchos problemas en tu viaje, pero
mientras mantengas la esperanza en tu corazón llegarás a las tierras mas
lejanas. Te daré un nuevo nombre. A partir de ahora eres Ratón Saltarín.”

Ratón Saltarín siguió avanzando en su camino hasta la noche, cuando cavó un
hoyo y se echó a dormir. Al día siguiente llegó a la pradera. De pronto, vio
a un búfalo acostado en el suelo. “Estoy muriendo” le dijo el búfalo, “he
bebido agua envenenada y he perdido mi vista. Ahora ya no podré encontrar el
camino hacia el agua fresca, así que me acosté aquí a esperar el fin”. Ratón
Saltarín le respondió “Soy Ratón Saltarín. Rana Mágica me dio poderes
medicinales. No soy tan fuerte como ella pero pienso que puedo ayudarte. Te
daré un nuevo nombre, a partir de ahora te llamarás Ojos de Ratón”. Ni bien
dijo esto, el búfalo parpadeó asombrado. Había recuperado la vista, así que
se puso de pie muy contento.

“Puedo ver, puedo ver!” decía. Ratón Saltarín lo escuchó, pero no pudo
verlo, porque le había regalado su vista. “Gracias, amigo” le dijo Ojos de
Ratón, “Es un maravilloso regalo. Sube a mi lomo, te llevaré hasta el borde
de la pradera”. Una vez allí Ojos de Ratón dijo “Soy un animal de pradera,
debo detenerme aquí. Pero como podrás subir a las montañas si no puedes
ver?”. “Habrá una manera” dijo Ratón Saltarín “Rana Mágica me dijo que debo
mantener la esperanza a toda costa” Y diciendo esto, partió. Ratón saltarín
caminó un poco y se echó a dormir.

A la mañana, apenas se levantó sintió que se tropezaba con algo, olfateó y
por el olor descubrió que se había topado con un zorro. “H-o-l-a...” le
dijo al zorro “¿Que haces sentado aquí?”. El zorro suspiró “He sido un
orgulloso animal, pero he perdido mi sentido del olfato, y así no puedo
encontrar comida. Moriré pronto.” Ratón Saltarín lo pensó un rato y le dijo
“Déjame ayudarte. Tengo algo para ti. Te llamaré Nariz de Ratón.” El zorro
respiró y se dio cuenta de que había recuperado el sentido del olfato “Puedo
oler, puedo oler de nuevo. Las flores y los árboles!”

Ratón Saltarín lo escuchó, pero no pudo oler. Le había regalado su olfato.
“Es un maravilloso regalo, te lo compensaré llevándote sobre mi lomo sobre
las montañas” Al llegar al límite de las montañas Nariz de Ratón le dijo a
Ratón Saltarín “Soy una criatura de las montañas, no puedo ir mas allá.
¿Pero como harás tu para llegar a las tierras mas lejanas si no tienes ni
vista ni olfato?” Ratón Saltarín contestó “Habrá una manera. La esperanza
sigue viva en mi.”

Caminando y tropezando, finalmente llegó a las tierras mas lejanas. Podía
oír el viento, sentir el sol en la piel, pero él ya nunca sería el mismo.
Así que se sentó y se puso a llorar.
“Ratón Saltarín...” escuchó que lo llamaban.
“¿Eres tu Rana Mágica?”.
“Si, soy yo. Has sufrido mucho en tu viaje y experimentado las mas duras
pruebas. Pero fue tu corazón desinteresado y tu generosidad los que te
trajeron aquí. No tienes nada que temer, amigo.”
Y a continuación Rana Mágica dijo con voz potente: “Salta alto, Ratón
Saltarín, bien alto!”

Ratón Saltarín saltó, y sintió que estaba cambiando otra vez. Sus patas
delanteras se alargaron y se hicieron poderosas. Las movió, arriba-abajo, y
pronto sintió el viento por encima y por debajo de él. Miró hacia abajo y
vio las montañas, muy lejos. Inspiró, y pudo sentir la fragancia de los
pinos y la tierra. Desde muy lejos, le llegó la voz de Rana Mágica diciendo:
“Ratón Saltarín, te doy un nuevo nombre. Te llamaré Águila...y podrás vivir
en las tierras lejanas para siempre!”

(de la tradición cherokee)

1 comentario:

  1. Gracias por publicar mi articulo, que ahora que ya no está en mi pagina, puede ser leido aqui por tantisimas personas. Un abrazo!

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