Gracias a mi querido amigo y compañero de viaje Jesus Hubert descubrí la voz y el talento de una mujer caribeña, se lo agradezco infinito porque en los momentos de grisura y niebla las notas de las canciones de Mayra Andrade me retornan a los rayos de sol y a la luz que nunca, nunca,nunca se va del todo.
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