Ella se movía, hablaba y reía como si nada en el mundo le importara, como resbalando entre piedras mojadas. Entre sus dedos se oían cascabeles invisibles, pero sus ojos verdes no me engañaron nunca, ni tampoco aquella vocecita débil ...yo sabía bien quien era esa mujer. Tramposa, mentirosa, soberbia a ratos con disfraz de humilde casta gitana, era la perfecta chamana.
-¿Me ves?, no soy lo que ves. Tampoco lo que no ves es cierto. Solo lo que se siente en la entraña se acerca un poco a la realidad. Pero ni eso soy. Soy águila blanca, soy Piedad la Gitana.
Ella me hablaba de cuestiones ajenas pero yo escuchaba su mensaje cifrado una y otra vez. Y la valoraba, la observaba, la examinaba.
Creedme, no es fácil calificar a un chamán. Es como intentar medir el aire, nunca sabe una donde empieza y donde acaba, hasta que se acerca, sumisa, ganada, escondiendo su orgullo lo mejor que puede, y me dice;
-Necesito la pluma. Quiero mi pluma.
Confiar no es mi mejor cualidad, así que le hize repetir.
-¿La quieres de verdad?
- Si, quiero la pluma del águila.
- Si te portas bien, tal vez mañana.- Me separé indiferente de ella mientras notaba sus ojos clavados en mi nuca.
¡Cuidado chamana!, se tus trucos y no me vas a engatusar. De repente me di la vuelta y le grité;
-¡Pero no será de águila, gitana!, te ganastes la de buitre. Antes de volar, termina de una vez por todas de renacer, transmuta la mierda que te comes de los otros y te ganarás la nueva pluma.
Al día siguiente allí estaba. Limpia, renovada, en comunión con la vida. Durante todo el día esquivamos el encuentro, ¿tu no estás?, jajajaja ¡yo tampoco!. Pero te miro, y tu sabes que te miro. Acercate, ten el valor de creer que puedes hacerlo. Baila, aprende, disfruta, gánate tu pluma negra.
-Adiós
-Adiós...¿me trajistes la pluma?
Cuando la vistes tus ojos se volvieron fuego.
-Es la primera,- te dije- pero no será la última.
águila dorada
dedicado a Piedad, águila blanca, y a su gran presencia que siempre la custodia.Ebohe!!!
-¿Me ves?, no soy lo que ves. Tampoco lo que no ves es cierto. Solo lo que se siente en la entraña se acerca un poco a la realidad. Pero ni eso soy. Soy águila blanca, soy Piedad la Gitana.
Ella me hablaba de cuestiones ajenas pero yo escuchaba su mensaje cifrado una y otra vez. Y la valoraba, la observaba, la examinaba.
Creedme, no es fácil calificar a un chamán. Es como intentar medir el aire, nunca sabe una donde empieza y donde acaba, hasta que se acerca, sumisa, ganada, escondiendo su orgullo lo mejor que puede, y me dice;
-Necesito la pluma. Quiero mi pluma.
Confiar no es mi mejor cualidad, así que le hize repetir.
-¿La quieres de verdad?
- Si, quiero la pluma del águila.
- Si te portas bien, tal vez mañana.- Me separé indiferente de ella mientras notaba sus ojos clavados en mi nuca.
¡Cuidado chamana!, se tus trucos y no me vas a engatusar. De repente me di la vuelta y le grité;
-¡Pero no será de águila, gitana!, te ganastes la de buitre. Antes de volar, termina de una vez por todas de renacer, transmuta la mierda que te comes de los otros y te ganarás la nueva pluma.
Al día siguiente allí estaba. Limpia, renovada, en comunión con la vida. Durante todo el día esquivamos el encuentro, ¿tu no estás?, jajajaja ¡yo tampoco!. Pero te miro, y tu sabes que te miro. Acercate, ten el valor de creer que puedes hacerlo. Baila, aprende, disfruta, gánate tu pluma negra.
-Adiós
-Adiós...¿me trajistes la pluma?
Cuando la vistes tus ojos se volvieron fuego.
-Es la primera,- te dije- pero no será la última.
águila dorada
dedicado a Piedad, águila blanca, y a su gran presencia que siempre la custodia.Ebohe!!!
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