“Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora... Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los Santos”.
Apocalipsis 8.
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