¡Qué difícil es cortar los lazos paternos!, los que mejor o peor nos han conformado como seres capacitados para llevar adelante nuestra vida. Veo personas bien mayores que aún no rompieron esos lazos, incluso después de haber fallecido sus progenitores, continúan atados a los conceptos que heredaron de su etapa infantil.
La vida pasa, los años se suceden, y siguen comportándose como ellos creen que sus padres esperarían que lo hicieran.Ya se conformaron a ser solo lo que de ellos se esperó que fueran...y lo peor es que se van sin conocerse a si mismos, sin darse la orportunidad de manifestarse en sus propios conceptos, actitudes, gustos y actos de la vida, se van sin ser lo que eran.
Encontré este texto de Karina Malpica, una sanadora, y como estaba totalmente de acuerdo con ella he querido ponerlo también en mi blog. Da que pensar el tema.
"Las personas que más influencia tienen sobre nosotros son nuestros padres biológicos o las personas que nos cuidan de niños cumpliendo las funciones de éstos. Nuestros padres o tutores nos transmiten todas sus creencias y actitudes, de forma verbal y a través de su ejemplo. Heredamos de ellos todo lo bueno y todo lo no tan bueno...Por ejemplo, si el dinero en tu familia de origen era un problema, si había poco, si había discusiones sobre temas de herencias, si se hablaba constantemente de lo difícil que era ganarlo y a la menor oportunidad se sacaban a relucir los grandes esfuerzos que los padres hacían para poder pagar los más mínimos gastos, es muy probable que los hijos de esa familia crecerán un concepto de escasedad, con la idea de que es complicado encontrar trabajo, que es difícil ganar dinero, que los hijos son una carga para los padres, etc.
De alguna forma siempre quedamos marcados por las creencias de nuetros padres sobre la prosperidad o escasedad con la que vivimos durante la infancia y sobre todo tipo de conceptos y actitudes que ellos sostenían... sobre la expresión o falta de expresión de los sentimientos; sobre las ideas que tenían nuestros padres acerca de si el trabajo era una actividad placentera o insufrible; sobre la forma en que supuestamente son "todos los hombres", y "todas las mujeres"; sobre la fidelidad y la infidelidad; sobre la honradez o la falta de honradez; etc.
Evidentemente también heredamos muchas creencias acerca de nosotros mismos. Si cuando éramos niños recibimos algún rol dentro de la familia, como el más inteligente, el más tonto, la más guapa, la más chistosa, el más flojo, la más rebelde, etcétera, tenemos la tendencia a seguir comportándonos de la manera en que se espera que lo hagamos, ya que de alguna forma hemos quedado programados para ello.
Además, tenemos ciertas "fidelidades ocultas", que no se manifiestan de forma evidente, pero son el sustrato de las cosas que hacen que nos boicoteemos de forma inconsciente para no alcanzar determinados objetivos. Por ejemplo, si el padre nunca tuvo éxito en sus negocios, por un amor mal entendido fruto de nuestra inconsciencia infantil, es probable que el hijo tampoco lo tenga y fracase en todas sus empresas, a menos que conscientemente encuentre otra forma de demostrar su afecto a su padre y logre transformar las creencias sobre el éxito y el fracaso que heredó de su progenitor. Si una madre fue maltratada por su esposo, es probable que la hija también lo sea cuando se case, debido a una "solidaridad" inconsciente y por haber introyectado las creencias de su madre acerca de los hombres. Su suerte cambiaraá hasta que identifique de forma consciente esas creencias heredadas y transforme sus patrones de conducta.
Todas estas herencias tácitas o verbales y esta serie de "fidelidades" mal entendidas conforman lo que se llama "lazos inconscientes" entre padres e hijos.
Muchos de ellos se rompen cuando hay algún rito de pasaje de la niñez a la adultez y la psique logra desligarse de los progenitores y comprende que ahora es un individuo separado de ellos, distinto de ellos y por lo tanto puede tener la expectativa de que su vida sea diferente a la de ellos.
La ausencia de estos ritos en nuestra moderna sociedad dificulta esta necesaria ruptura y aunque conscientemente nos alejemos de ellos, a nivel inconsciente muchas veces seguimos atados a sus parámetros y a su forma de ver la vida.
El trabajo de corte de lazos consiste precisamente en separarnos consciente e inconscientemente de nuestros padres o tutores. Para ello hay algunas técnicas terapéuticas como las Constelaciones Familiares, las ceremonias o ritos de pasaje, las meditaciones especiales y las terapias individuales.
En los Talleres de Sanación del Alma que dirijo comenzamos a nivel de la consciencia, mediante una Ceremonia de Corte de Lazos entre los asistentes y sus respectivos progenitores, en la que se pone en claro todo lo bueno y lo no tan bueno que hemos recibido de cada progenitor y se libera la consciencia de todas las faltas cometidas y recibidas en nuestra relación con ellos. Esta ceremonia finaliza con una bienvenida a la vida adulta e independiente y a partir de ello se emprende un periodo de limpieza y transformación de creencias para que podamos llevar una vida plena como individuos separados y distintos.
Este trabajo continúa alrededor de dos semanas más para lograr que el mensaje llegue también al inconsciente y libere las pautas erróneas de comportamiento a través del diálogo con nuetra propia psique por medio de símbolos e imágenes que logren impactarlo, como "el ejercicio de la figura del ocho", de Phyllis Cristal, que consiste en visualizar diariamente antes y después de dormirse, dos círculos dorados, uno frente al otro, en los que nos colocamos delante de alguno de nuestros progenitores y luego visualizamos una luz azul en forma de ocho que separa ambos círculos. Esta simple imagen envía una poderosa pauta al inconscinte para que siga la intención de nuestra consciencia y nos ayude a separ las proyecciones mutuas que hemos ido forjando en nuestros años de convivencia."
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