“Sí permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.”
Evangelio de San Juan,
cap 15.
La sencillez del testimonio recogido por San Juan el Evangelista de las palabras de Jesús el Cristo me hace reflexionar acerca de la importancia y la fuerza del amor. Leyendo las Sagradas Escrituras se aprende mucho. No es una lectura fácil, no sirve para distracción pasajera, eso no lo vamos a encontrar en estos escritos. Mas bien al contrario, con cada frase encontramos un nuevo tema de reflexión digno de una profundidad que estremece.
El amor que Jesús nos mandaba guardar en nuestro corazón es una amor curativo, sanador, restaurador de las almas de los hombres, porque la promesa de Dios es la eterna sanación del espíritu.
“Pedid todo lo que queráis y os será hecho” dice el evangelio, y yo pienso que hemos interpretado mal esas palabras, durante dos mil años hemos pedido lo que no necesitábamos y hemos olvidado pedir lo esencial; danos amor. Danos mas amor para poder guardarlo en nuestro corazón y que nunca nos falte, y podamos recorrer el camino de la Luz.
Ayer de nuevo vi la película HIM Mas allá de la luz. Es un guión sencillo, sin grandes efectos de cine, con actores que interpretan sin istrionismos, con diálogos escuetos pero acertados. Bueno, no soy crítica de cine ¡ja!...,solo doy mi opinión.
Al terminar de verla, dura una hora y media, permanecí un buen rato pensando ¿cual es el mensaje?, y es tan simple que por eso no lo veía. Me quedé con las anécdotas, con los logros del protagonista y las sanaciones que se ven en la pantalla. Era tan evidente ¡que no lo veía!.El amor. La fuerza de los hombres es el amor. Todos nuestros logros son gracias al amor, y nuestros “fracasos” son por falta del amor. Sin verdadero amor no conseguimos nada.
Hay una escena en la película que me gusta especialmente, al comienzo el protagonista va a visitar a su madre la cual está ingresada en una residencia de ancianos, postrada en cama. Antes de entrar, en el jardín, se encuentra con dos mujeres, la joven lleva a la anciana de paseo por el jardín. Días antes esa mujer no podía ni levantarse de la cama. Gracias a asistir a una conferencia del sanador es que puede recuperar su vida. Natan, el protagonista, queda muy sorprendido de este hecho. La mujer mayor y él se miran durante toda la escena, ¡los dos están sorprendidos!, cada uno a su modo, al final Natan le regala el ramo de flores que llevaba para su madre y le dice; “Madam...bienvenida a la vida”. A mi me pareció un bonito acto de amor, sencillo pero con una fuerza impresionante.Vale la pena verla.
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