Reflexiones, experiencias y todo aquello que me ayude a subir, desplegando alas, volando juntos...

sábado, 30 de julio de 2011

Las voces de los hombres.

Había una vez un hombre que tenía un extraño don; podía escuchar al unísono todas las voces de los hombres. Y de todos los tiempos, desde que el mundo fue creado, de modo que su cabeza era un constante parlamento en cientos de idiomas.
Lejos de alegrarse por ello, el hombre sufría terriblemente por tal circunstancia, pues no tenía descanso ni tregua alguna, día y noche las conversaciones, las risas, los llantos, las canciones no le dejaban tranquilo.
Ningún médico ni sacerdote le había podido curar, andaba el pobre dando tumbos, con las manos puestas en las orejas, demacrado y enloquecido, poseido por todas las voces de los hombres. Desesperado, acudió a la casa de un joven que tenía fama de milagrero y, a pesar de su poca fe, le pidió, le rogó arrodillado una solución para su problema.
El joven le escuchó en silencio, impasible ante su dolor, al cabo de unos momentos le tomó por los hombros, le hizo sentarse enfrente suyo y le preguntó;
-dime, ¿desde cuando tienes ese don?
-no recuerdo - respondió el hombre - desde siempre...apenas puedo hablar, pues no se ni lo que digo.
-tu problema es muy complejo. Debes de ser muy sabio puesto que escuchas todo lo que se ha dicho desde el principio de los tiempos, o quizás eres un gran necio si has hecho caso de todas las mentiras y patrañas que se dicen.
-ni una cosa ni otra, joven médico - respondió el hombre aturdido - jamás hize caso de ningún discurso.
El joven se mesó la barba ymirando al hombre con ojos de asombro preguntó;
-¿me quieres decir que en toda tu vida y con todos los hombres hablando en tu cabeza, jamás prestastes atención a una sola palabra?
-Así es, gran sabio, ¿acaso debía?
-¿nisiquiera los lamentos escuchastes?
-es que son tantos, además...¿cómo puedo saber yo cual es sincero y cual no?, ¡yo solo quiero que desaparezcan de mi cabeza para siempre!
El joven citó al hombre para que le volviera a visitar al día siguiente.
-ve con Dios, veré que puedo hacer por ti.




Al amanecer, el hombre que había esperado en la puerta de la casa del joven, le llamó ansioso
.-¡Dime por favor, las voces no callan, ya no caben en mi cabeza, creo que voy a enloquecer!
El joven, muy tranquilo, se preparó el desayuno, le dió de beber al hombre, y cuando acabó le hizo ademán de que se sentara frente a él. Entonces le dijo;
-Tengo dos noticias que darte. La primera dependerá de que tu aceptes la segunda.
-¡habla ya, joven del demonio!
-puedo quitar para siempre de tu cabeza las voces de los hombres, a condición de que aceptes ser un burro.
El hombre abrió los ojos desmesuradamente. No podía creer lo que escuchaba. Tras unos momentos de duda y asombro se atrevió a preguntar;
-¿quieres decirme que nunca mas escucharé las voces de los hombres dentro de mi cabeza?
-así es, te doy mi palabra.
-pero...un burro yo...una bestia de carga...¿qué clase de vida me espera?
-la vida de un burro, evidentemente. Pero a cambio tendrás lo que me pedistes.


No sin pena, el hombre aceptó, tal era su desesperación, y cuando salió de la casa era ya un pequeño burro pardo que se fue trotando por el camino. Desde luego el joven cumplió su palabra y nunca mas escuchó las voces de los hombres en su cabeza, sin embargo....
Había una vez un pequeño burro pardo que tenía un extraño don; podía escuchar al unísono todos los rebuznos de todos los burros que en el mundo han sido...
Florinda Ramos.
Dedicado a todos los que confunden palabras con rebuznos.

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