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sábado, 23 de julio de 2011

Las tres, hora de la Misericordia.

Se da un curioso fenómeno el cual hemos compartido en la tienda, hemos cambiado impresiones acerca del porqué y del significado del mismo. Algo intuíamos, para decir verdad estábamos bien encaminadas con nuestras explicaciones, y hoy se me ha confirmado por vía de un libro que “casualmente” llegó al cajón de libros de intercambio. Se trata del misterioso despertar que a veces nos pasa a las tres de la madrugada. Tal y como explicó una de mis amigas; “ me despierto o me despiertan, porque siento como si algo me hiciera estar así, a pesar de que yo dormía plácidamente, y miro el reloj de la mesita de noche y ¡como no!, son las tres en punto de la madrugada.”
Yo le había querido dar una explicación pragmática teniendo en cuenta los ciclos del sueño, en teoría un ciclo dura aproximadamente hora y media, tras el cual podemos despertar con sensación muy vívida, incluso aprovechamos para ir al lavabo, después, al instante, volvemos a dormir y entramos en el ciclo siguiente. Suponiendo esto, si una persona se acostara a las doce de la noche hasta las tres de la madrugada podría haber hecho dos ciclos enteros y cabe en la posibilidad anterior. Hasta aquí bien. Lo que desmonta mi teoría es que las mujeres que me compartieron este suceso no seguían este horario. Es decir, que muchas veces no se acostaban a las doce, sino mas tarde, e igualmente despertaban a las tres.
Después pensé en la “autoprogramación” como causa del despertar. Es decir, que la misma persona de modo inconsciente se de a sí misma la orden mental de despertar. Esto es posible y muchas veces la programación mental la usamos hasta sin saber que lo hacemos, pero si bien explica el como no explica el motivo por el cual las personas deciden despertar a las tres habitualmente. ¿Con qué fin?, muchas veces no saben que hacer con esa lucidez que de pronto les acompaña a esas horas tan intempestivas.
Como decía, ayer llegó un libro al cajón callejero que llamó mi atención de inmediato. Se titula “El mundo conseguirá la paz si se entrega a mi Misericordia”. Es una edición del diario de Santa Faustina, una monja polaca nacida el 25 de Agosto de 1905, pertenecía a la Congregación de las hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, hasta el año 1938 en que murió. Vivió pues 33 años, y durante su vida mantuvo diálogos con el Señor Jesucristo que le daban directrizes de comportamiento en su vida de servicio hacia los demás. Ella decía que “su alma le hablaba”, le daba numerosos mensajes y le pedía que orase y que hiciera llegar estos mensajes a todo aquel que quisiera recibir al Padre en su corazón. Sufrió mucho físicamente pero, como suele pasar, ese sufrimiento era transformado en gozo espiritual.
Ojeando el libro he llegado hasta un capítulo titulado; “Las tres. Hora de misericordia”, el cual os transcribo a continuación, pues me parece muy apropiado para esclarecer la pregunta inicial de este texto: ¿por qué algunas veces despertamos a las tres de la madrugada?.

....Te recuerdo, hija mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi Misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero; la misericordia triunfó sobre la justicia. Hija mía, en esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permiten los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi Misericordia de cada criatura, primero de ti, ya que a ti te he dado a conocer este misterio de modo mas profundo.
A las tres ruega, por Mi Misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento sumérgete en mi Pasión, especialmente en mi abandono en el momento de mi agonía. Esta es la hora de la gran Misericordia para el mundo entero. Te permitiré entrar en mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de mi pasión.”
Sea por una razón, sea por otra el caso es que las tres de la madrugada es un momento especial, quizás esa puerta celestial se abre para permitirnos contactar con otro plano del espíritu, siempre y cuando nos encontremos “recogidos” en la conciencia de la bondad y el amor incondicional. Quizás la Misericordia sea la llave que permite abrir ese portal.

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