Me fascina la capacidad que tienen los niños muy pequeños para vivir intensamente el momento presente SU INMEDIATO PRESENTE. Me asombra ver como expresan sus emociones sin recelos ni temores, sin tener en cuenta el que dirán, ¿se imaginan un bebé pensando; lloraría en este momento pero qué van a pensar de mi si lo hago?, suena hasta ridículo el pensarlo. El bebé llora porque siente que debe de hacerlo y sin mas historias él está dejándose llevar por su sentimiento, que puede venir de una necesidad cualquiera, eso no es tan importante, en un momento esa necesidad quedará completamente satisfecha en la mayoría de los casos, lo fundamental es que la decisión inconsciente del bebé de expresar abierta y públicamente su sentimiento le libera de esa emoción al instante. Ya está...ya pasó, un bebé puede llorar y reir en menos de un minuto y ambas cosas las hará con plena conciencia y absolutamente entregado a ellas.
El bebé no sabe que vivió en el día de ayer ni tampoco que le espera un nuevo día por vivir, porque para él la vida es YA...AHORA. No ayer, ni mañana, ahora es cuando vive. Su vida es un presente eterno y porque no contempla la espectativa de un mañana todos sus quehaceres contienen la intensidad de una ráfaga fresca de aire. Son bellos los niños, bellos y puros, caprichosos y emotivos, grandes sabios a veces y tremendos magos de la felicidad, aunque sospecho que para ellos jugar a ser felices es lo que realmente les hace felices.
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