NUEVOS SUEÑOS CON CRISTALES

En menos de una semana se han presentado tres nuevos sueños con cristales. Algo pasa, eso es evidente, siempre que los necesito están ahí!. En el primero me regalaban una pulsera muy especial, la formaban unos cubos grandes semitransparentes de un color verde intenso y maravilloso, yo me la ponía en la muñeca y decía que me iba un poco grande, pero no importaba eso, según parecía. Pensaba; "son cubos de malaquita!", pero después yo misma, dentro del sueño, me contradecía; "no, no, malaquita no parece. Pero yo se que sí lo es...". Dilema.
En el segundo sueño yo estaba en una reunión de algún tipo de escuela, con mesas, sillas, gente a mi alrededor, y alguien me da una mole de pirita mas grande que mi mano, yo la recojo. En otro punto de la habitación, por otra parte con una atmósfera luminosa y alegre, unas mujeres están uniendo dos cachos de piedras que se complementan, parecía granito, pero no estoy segura.
Hoy me fui de excursión a un lugar muy extraño. Después de subir unas enormes escaleras, atravesar un pasillo gigante y "escalar" por una montaña acabo en un mirador de esa montaña observando como unos hombres están trabajando para, por mis deducciones, construir un puente muy ancho y conectar así un pequeño valle hasta el otro extremo de la montaña. Yo me siento y observo. Realmente no tengo idea de donde estoy ni que hago allá, pienso que quizás quiera ir hacia el otro lado del valle, en todo caso he de esperar a que se construya el puente así que ni modo de apresurarme.
Desde mi posición observo en la tierra del valle una punta de amatista brillante y grande, con maca, y a mi alrededor puntas de cuarzo biterminados. Entonces veo que toda la montaña está formada por enormes cuarzos, unos amatistas, otros cristal de roca, unos en drusas, otros biterminados...Los hombres lo saben, me doy cuenta de que son mineros en realidad, solo que es una mina a cielo abierto, una mina de cuarzos.
Al otro lado del valle aún hay muchos mas cuarzos. Yo siento que debo de llevar dos puntas biterminadas de cristal de roca de unos quince centímetros, las recojo de la tierra y las observo. No se si los hombres me permitirán que me las lleve, en todo caso lo intento. Ya son mías.
Perdí la noción del sueño, me hubiera encantado llegar hasta el otro extremo del valle. Esperaré a que el puente se construya.