Reflexiones, experiencias y todo aquello que me ayude a subir, desplegando alas, volando juntos...

miércoles, 18 de enero de 2012

Soñar para comprender. El sueño del robo

Hoy me siento conmovida y agradecida. Mi interior alberga una corriente de agua tibia la cual llega hasta los últimos y mas recónditos escenarios de mi ser, con brillos y remolinos graciosos que mueven todos los rincones. Todo se debe a un "sueño" que tuve esta madrugada como respuesta a una petición que formulé el día anterior. Trataré de describirlo, aunque es complejo encontrar las palabras adecuadas para plasmar las emociones que se sucedieron en las escenas.
Comenzaré diciendo que pedí a mis guías, a mi Maestro interior y a mis ángeles custodios me guiaran con una señal, puesto que estoy atravesando un momento personal en lo laboral bastante bajo, mi negocio se tambalea, como tantos y tantos otros negocios en España, por primera vez en cuatro años no puedo hacer frente a los gastos comunes y eso me tiene mal de ánimo.
Comprended el matíz; no es que yo no reciba un sueldo, jamás lo tuve en este tiempo, sino que la subsistencia del local es precaria.
La consigna que un día recibí por parte de mis guías no me bastaba al parecer. "Confía y trabaja",si, pero...¿dónde están los resultados?.
Así las cosas yo pedí;"pido una señal, una enseñanza, un mensaje, algo que me guíe en este momento de dudas".
El sueño venía siendo denso y entretenido. Yo recuerdo bastantes sueños, me he preparado para ello, y algunos los disfruto por lo disparatados que resultan. Me veía rodeada de personas, algunas conocidas, otras no, había también animales que, de repente, tomaban la escena y yo me divertía. Unas gallinas, un cerdito rosado, estábamos en una tienda que tan pronto era pequeña, como grande, donde se vendía carne, la gente hacíamos tertulia alegres y nos dábamos ánimos los unos a los otros. Mi hermana y mi madre me acompañaban en lo que parecía mi viaje de vuelta a mi casa. Al llegar a la puerta del edificio vimos que los vecinos de la calle hacían corros y comentaban algo, entonces, al verme, se callaban y miraban hacia mi pequeño comercio que, también en la vida real, está enfrente de mi vivienda. Yo miré hacia allí y vi la puerta metálica abierta y los cristales de mi aparador por el suelo.
Lo que yo sentí en esos momentos solo se puede decir con una palabra; Desolación.
Me abrazé a mi madre llorando de pena mientras balbuceaba; ¿por qué me tiene que pasar esto?, ¿por qué, por qué?.
En un arranque quise entrar pero las mismas personas que estaban en la calle me lo impidieron;"No puedes entrar, no se puede tocar nada todavía". Yo estaba muy triste, me sentía vencida por las circunstancias, casi ni me atrevía a mirar hacia el interior del comercio porque tenía la sospecha de que el "ladrón" se lo había llevado todo. Solo percibía oscuridad y tristeza saliendo de aquel lugar tan querido para mi.
Pero poco a poco fui levantando la cabeza y contemplándolo todo. Los cristales inundaban el suelo de la entrada, si, era cierto, alguien había violentado el sitio, pero una voz detrás mío me decía; "Bueno, al fin y al cabo tu dejastes las llaves, entra y mira lo que ha pasado".
Muy despacito subí los tres escalones y a medida que subía la oscuridad se iba tornando claridad. Era mi tienda ¡renovada y repleta de género!. Había tanto género que la gente hacía comentarios de admiración. El supuesto ladrón se había gastado una pequeña fortuna no solo en llenar de cosas sino que, además, se había preocupado en dar un toque de decoración muy acogedor, en tonos alegres y con unos detalles que yo fui lentamente descubriendo llena de sorpresa. Unos cuarzos preciosos, delicadamente puestos sobre unos estantes, bellos objetos de bisutería, juguetes grandes, ¡todo era tan bonito!, incluso sobre la mesita azul del centro había puesto un montón de cosas, me llamó la atención el detalle de que incluso un mantel colocó, quizás para evitar que se rallara.
Lo único que eché de menos fue el cuadro de los ángeles dándose un beso, pero pensé que tal vez al "ladrón" le había gustado y se lo había llevado. Todo el mundo estaba encantado con el cambio, la luz inundaba toda la estancia y un gran mostrador amarillo relucía reclamando mi atención.
Mis sentimientos se confundían por causa de la contradicción. No sabía si reir o llorar. Estando así de confundida, la voz me dijo; ¿Por qué no te alegras?. ¿Acaso pensabas que te pertenecía algo de todo aquello?, sabes que no, que todo lo que se te da en este mundo son herramientas para facilitarte tu trabajo, entonces, no has perdido nada, pues se te han dado otras. No sufras por lo que puedas perder, porque en realidad nunca has tenido nada. Sigue trabajando y en cada momento tendrás lo necesario para poder hacerlo.
Entonces desperté.
Hoy doy gracias por los bienes que diariamente recibo para poder llevar a cabo mi humilde labor y me despreocupo del sentimiento de posesión material hacia las cosas que me sirven para poder realizarla. Hoy confío en que en cada momento de mi vida tengo lo necesario para ello y recibo del Universo fuerza suficiente para hacerla posible cada día de mi vida.

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