Alfred, el hombre de La casa de la LLum

Alfred es un joven de 94 años que vive solo en una casita muy humilde en lo alto de un camino sin asfaltar a las afueras de un pueblo pequeño, a pocos kilómetros de Barcelona. Al lado derecho de la puerta de entrada, junto a un pequeño porche, se puede leer "La casa de la llum", La casa de la Luz en castellano. Su enorme perro es casi tan joven como él y diría yo que no tan solo comparten edad sino también temperamento.
Su casa de la luz está abierta para todo aquel que desee entrar, ya sea para escucharle o para pedirle sanación. No es un cura, ni un terapeuta, no predica el evangelio ni adoctrina para ninguna religión, su único título espiritual es el de una larga vida dedicada a los demás y al Amor de Dios.
Alfred dice que ahora ya puede comenzar a "decir aquello que se le venga en gana" y se ríe. "Como ya soy un viejo ya puedo decir lo que me plazca", y nosotros encantados de escucharle, porque su mensaje viene por vía directa desde las alturas. Nunca lo dice todo, pero dice mucho, mas de lo que seguramente estamos dispuestos a asimilar. Su voz tiene las armonías del Amor y a su lado una se siente purificada. Tengo grabación del último encuentro, pero por contener muchos mensajes personales e íntimos de los participantes no me atrevo a publicarla, así que extraeré los párrafos mas generales de su charla y los copiaré.

Alfred ha de hablar y nosotros necesitamos escucharle, la vida nos ha regalado esta comunión ¡felicitemonos!.