Alfred ya no está en este mundo, ya ascendió adonde le correspondía, ayer en la noche de luna llena.
Mis ojos lloran pero mi corazón sonríe. Mi último recuerdo suyo es tan bello que quiero compartirlo con todos.
Lo veo sentado junto al gran ventanal de la habitación del hospital, tranquilo, mirando hacia un infinito que solo él alcanzaba a ver, donde los demás solo percibíamos la materialidad de unas verdes montañas.
En silencio.
En paz con el mundo y con el cielo.
Así habló su última enseñanza:
"Tenemos que perdernos en la mente del Creador, en la mente Cósmica, estamos demasiado en la tierra,
nuestra mente está demasiado apegada a la materia, siempre queremos ser
felices a través de la materia pero tenemos que elevar nuestra mente
por encima de los deseos cotidianos y dejar que se funda en la Mente
Cósmica, y mientras tanto procurar ser felices con las pequeñas cosas
que nos da la vida de esta tierra.
La vida de la naturaleza nos da
todo en silencio; el sol, las plantas, las nubes, todo lo que se nos da,
se nos da con silencio. Yo ahora he aprendido a vivir con el silencio, y
así, a través de él, escuchar al Creador."
Mi deseo es que Alfred ya este en la Luz, lleno de paz y felicidad. Duele separarnos de seres queridos, pero cuando han hecho un largo recorrido por esta vida, nos sentimos felices de su transcendencia definitiva y nuestro deseo es que se unifique con la mente del Creador, que él decía. Un abrazo
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